El 29 de Agosto se celebra en la República Argentina el día de los abogados y abogadas, en homenaje al ilustre jurista, Juan Bautista Alberdi, nacido en Tucumán el 29 de Agosto de 1810 y fallecido el 19 de junio de 1884.
Alberdi es considerado el autor del diseño institucional de nuestra Nación. Sus obras, han sido el basamento de la Constitución Nacional y de la estructuración y traza central del estado de derecho y sistema de gobierno que nos ha regido desde 1853.
Pueden señalarse, entre tantas otras obras, el “Fragmento Preliminar al estudio del derecho”; “La Revolución de Mayo”, “Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina”, “Elementos de derecho público provincial para la República Argentina”, “Sistema económico y rentístico de la Confederación Argentina”, “El crimen de la guerra”; “Grandes y pequeños hombres del Plata”.
La esencia de su pensamiento y construcción teórica y práctica es la libertad -tanto en el plano individual como colectivo- y en base a ella el control del poder: “Un país libre no puede decir que ejerce su libertad, sino cuando conserva y retiene en sus manos el gobierno de su gobierno”.
En tiempos de pandemia y medidas gubernamentales de excepción a las garantías y derechos esenciales de las personas, es preciso recurrir a las enseñanzas del pensador, sosteniendo la plena vigencia del estado de derecho.
Según el Secretario General de la Organización de Naciones Unidas, el estado de derecho puede definirse como «un principio de gobernanza en el que todas las personas, instituciones y entidades, públicas y privadas, incluido el propio Estado, están sometidas a leyes que se promulgan públicamente, se hacen cumplir por igual y se aplican con independencia, además de ser compatibles con las normas y los principios internacionales de derechos humanos. Asimismo, exige que se adopten medidas para garantizar el respeto de los principios de primacía de la ley, igualdad ante la ley, separación de poderes, participación en la adopción de decisiones, legalidad, no arbitrariedad, y transparencia procesal y legal». (Informe del Secretario General sobre el estado de derecho y la justicia de transición en las sociedades que sufren o han sufrido conflictos – 2004).
La libertad de las personas, en sus diversas manifestaciones concretas, se ha visto afectada por decisiones de los gobiernos nacionales, provinciales y municipales, adoptadas en pos de la salvaguarda de la salud individual y pública, frente a una pandemia de alcance mundial.
Esa situación excepcional llevó, en su momento, a la supresión de la mayoría de las actividades que normalmente se desarrollan en la sociedad y se distinguió entre las que se consideran esenciales de aquellas que no lo son.
Así se ubicó a la Abogacía entre aquellas que no lo eran, y de esa manera se afectó la protección y resguardo del ejercicio de los derechos, el acceso a la justicia, generando una sensible fragilidad institucional.
El justo reclamo de las asociaciones, colegios y federaciones de abogadas y abogados no fue atendido oportunamente y de esa manera se desactivó sin razón a los más importantes articuladores de derechos y garantías constitucionales; los abogados y abogadas en el libre ejercicio de su profesión, que tienen como misión social fundamental la preservación del estado de derecho, posibilitando el acceso a la justicia y el debido resguardo de las garantías fundamentales de la persona.
Para la vigencia del estado de derecho la abogacía es esencial y así debe ser considerada y su ejercicio admitido sin restricciones de ninguna clase ni modalidad.
Justicia, paz, democracia, libertades individuales y colectivas, salud pública, no son objetivos que se excluyan mutuamente, sino imperativos que se refuerzan unos a otros.
El ideario de libertad de Alberdi y la preservación del estado de derecho en una república y sistema democrático, así lo reclaman y la abogacía en su plena y magnífica expresión es esencial para ello.
Bueno es recordarlo en este 29 de Agosto, en homenaje a Juan Bautista Alberdi y a las abogadas y abogados de nuestro país.
Miguel A. Piedecasas